martes, 5 de mayo de 2020


Tesoros en el cielo
    (B) 19 »No acumulen para sí tesoros en la tierra, donde la polilla y el óxido destruyen, y donde los ladrones se meten a robar.20 Más bien, acumulen para sí tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido carcomen, ni los ladrones se meten a robar.21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón
La pandemia del coronavirus 19, ha sido el único suceso que puso al mundo en un encierro total, su poder de destrucción letal contra la raza humana es real y nos pone en evidencia. Sin la ayuda de Dios, no somos nada.
 Miremos países industrializados, como E.U, China, Francia, España, Rusia, etc. Con todo su poder militar y económico, ¿de qué les sirve? Si no pueden cambiar el rumbo de sus vidas, si no es voluntad de Dios. O ¿adónde se podrían esconder, si Dios no está presente?
Muchos son los que se ahora se acuerdan de Dios, y preguntan ¿qué está pasando? ¿Porque Dios permite que estas cosas sucedan? La respuesta es bien sencilla; los parámetros establecidos en el manual de convivencia (Biblia. Ex. 20: 1-17) han sido violados desde el principio de la creación.
 Todos nos hacemos los sordos, mudos, ciegos y de alguna manera convivimos en el mundo carnal y vienen las aflicciones descritas en la Biblia; violencia, guerras, destrucción y muerte.
Pero no todo es malo hay esperanza; El amor del Señor Jesús, es incondicional y él ha prometido que nunca nos abandonará;  además la tierra está cambiando, las aguas de los ríos y mares ahora son más  limpias, los animales reaparecen tímidamente y el campo da sus frutos frescos.
Si aprovechamos el tiempo tendremos un rencuentro con Dios y la familia; así mismo podríamos someternos al Dios de la vida y pedir perdón; recordando que las verdaderas riquezas están en el cielo, que nuestro paso por la tierra es transitorio, efímero…todos tenemos una cita asignada con Dios, donde rendiremos cuentas.
Así que sería bueno decidir de una vez por todas, ¿acumulamos riquezas en la tierra o abonamos el camino para el regreso a nuestra casa celestial?
Podríamos  cambiar odio por amor, indiferencia por servicio, orgullo por humildad, rencor por perdón, la guerra por la paz. Dicho en otras palabras: ¨No le hagas a tú hermano lo que no quieres que te hagan.´
Los tiempos son malos, quizas mañana sea tarde, tú decides perdonar y vivir, o dejar que el odio y el rencor te invada.
Las citas Biblicas son tomadas de la Biblia NVI.
Mayo 5-20




REFLEXIONES DE SIMONPETRUS

¡Cortando las raíces de la amargura!

“Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos.”  (Heb.12:15)
El perdón un mandato Divino que se menciona muchas veces en la biblia;  pero en realidad no es nada fácil darlo o sacarlo de raíz del corazón. Las ofensas que se reciben son el caldo de cultivo para alimentar los resentimientos y deseos de venganza, es ahí precisamente donde Satanás puede manipular a su antojo y, lógicamente reinar en el corazón de sus víctimas.
 El perdón es una opción de vida; al darlo podrá recuperar la paz espiritual y emocional, librarse del yugo causante de dolencias físicas y mentales; una persona atormentada por el resentimiento es un enfermo mental en potencia.
 El libro de Génesis, es la historia de las injusticias y  traiciones familiares; Caín y Abel, Isaac e Ismael, Jacob y Esaú, todos ellos pelearon entre sí. Pero la historia de José; es una de lección de amor y  perdón. Veamos el ejemplo:
 Después de ser vendido por sus hermanos, como esclavo a unos mercaderes nómadas que lo llevaron a Egipto, y pasar por muchos  sufrimientos llegó a ser gobernador y primer ministro de Egipto. Al pasar el tiempo llego el reencuentro con sus hermanos, que se convirtió en todo un drama para José. Experimento la tensión del perdón. Quería reconciliarse con sus hermanos a quienes amaba, pero no era tan fácil. Los pecados de sus hermanos habían plantado raíces de amargura muy profundas y solamente con la ayuda de Dios pudo llegar al perdón.
 En verdad ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viviendo: salvar la vida de mucha gente. Así que, ¡no tengan miedo! Yo cuidare de ustedes y de sus hijos. Y así con el corazón en la mano, José los reconfortó” (Gn.50:20).
- La pregunta sería:
 ¿Qué hubiera pasado si José no hubiera perdonado? Porque la reconciliación de los hermanos abrió el camino para que se convirtiera en una familia de doce tribus, y una sola nación.
Nuestra patria, lleva más de doscientos años desangrándose por motivos que todos conocemos; obviamente las heridas abiertas en los millones de víctimas que han sufrido son muy profundas, pero ¿cuál es la solución? ¿Seguir guerreando, calumniando y culpando al mundo?
 ¡No! Lo más saludable para todos es perdonar. Dejar atrás el odio y el rencor; soltar el pasado y empezar de nuevo. Esto es lo que ordena Dios en su manual de convivencia.
 «Olviden las cosas de antaño;  ya no vivan en el pasado.19 ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados. (Is. 43- 18-
En la práctica, cuál es el costo de la venganza; ¡rencillas, odios y más sangre inocente derramada! porque son  los de abajo quienes ponen el pecho en la confrontación, no son los generales ni los políticos, ni los grandes latifundistas dueños del país.
¿Se imaginan ustedes la patria que le dejaríamos a la generación de colombianos que está creciendo en tiempos de ¨paz¨ y restauración moral y una sociedad más igualitaria.
 La dureza de corazón invade el alma y la persona se vuelve inconsciente, y las heridas internas se trasmiten a los que nos rodean a través de palabras, acciones y actitudes.
 La persona encerrada en sí misma, lo invaden sentimientos egocéntricos y no considera las  consecuencias de las  heridas causadas a otros, y el endurecimiento del alma lleva a perder la capacidad de sentir y razonar; el alma que no siente está muerta espiritualmente.
En otras palabras, una sociedad u país aislado, no madura, no sana, no progresa. La amargura envenena el alma, mente y cuerpo. Y la consecuencia más grave es que nos separa de Dios
 Una raíz de amargura no solo contamina a la persona que la lleva, sino a todos los que la rodean.
La opción de perdonar en suya y desde luego, Dios lo estará respaldando siempre, así  lo dice su palabra:
 A quien ustedes perdonen, yo también lo perdono. (2 Cr. 2:10
-¿Qué decide?:
 -¿Vivir con amor? o ¿Morir en la penumbra del rencor?
“Un acto de perdón permite cerrar el capítulo, mientras un acto de venganza abre un capítulo nuevo” (Marilyn Vos

  Las citas bíblicas son tomadas de la biblia de estudio N.V.I. Editorial Vida

 Mayo 5 -20
                    



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