jueves, 22 de septiembre de 2016



ANGELITO



En el fondo del bar “la hermandad” comparten varios hombres en una mesa, bebiendo Ron “al por mayor” han libado todo el día, celebran el nombramiento de su hermano de barriada, como nuevo presidente del Consejo Municipal: a Miguel, un negro de casi dos metros de altura y trescientas libras de grasa, lo llaman “angelito”,  es de aspecto desagradable en su fisonomía, además de ordinario y mal hablado.

Desde niño éste “angelito” se hizo “respetar” o más bien inspiraba miedo, debido a su corpulencia física, fuerza descomunal y la destreza que tiene para manejar cuchillos y machetes. Asistió a la escuela primaria del pueblo solo tres años, fueron suficientes para su desempeño en su entorno. 

Desde joven se hizo estibador en la plaza de mercado, más tarde en el terminal marítimo, los compañeros de andanzas siempre fueron malandrines, rufianes y borrachos que lo metieron en el bajo mundo de la delincuencia y la drogadicción. La gente que lo conoce dice que le hacía “mandados” al hampa cobrándole a los parroquianos que no cumplían con lo pactado en los préstamos u ¨cuotas de protección¨ que asumían con los mafiosos de turno, muchos de ellos desaparecieron “misteriosamente” otros quedaban heridos en “accidentes caseros”

El mundo donde se movía era la galería y los bares de mala muerte, donde se encontraba con sus amigos todos las noches para beber hasta la madrugada; vive con su anciana madre en una casucha en las afueras del pueblo, ella lo cuida preparándole sus alimentos y arreglando sus cosas, pero, sus vecinos cuentan que ni siquiera respeta a la anciana cuando llega borracho.

Los policías le tienen pavor, alguna vez uno de ellos se le enfrentó armado del fusil de dotación, pero en un santiamén “angelito” le arrebató el arma y con sus manos la partió en dos. El pobre policía se orinó del susto que le dio.

Cuando quiere beber (que es todos los días) sencillamente entra al establecimiento elegido para la ocasión, pide todo el licor que le aguanta el cuerpo, cuando ya se siente embriagado, sale y se va. Nadie se atreve a cobrarle lo consumido por físico miedo. 

En la calle del comercio los almacenes le regalan lo que pida, con tal de no tenerlo de enemigo.

 En estas condiciones “angelito” se ganó el “respeto” de sus conciudadanos, la fama de matón se expandía como humo todos los días; tanto llego su popularidad que el cacique político de la región, le ofreció trabajo como guardaespaldas de él. 

Así que “angelito” de la noche a la mañana se convirtió en todo un funcionario público, ganando honorarios del erario de la nación, dejó los harapos con que se vestía y paso a los vestidos blancos e inmaculados y las guayaberas tejidas a mano, tenía que andar muy bien presentado para acompañar a su jefe políticos en sus giras y viajes a la capital.

Con el tiempo  se ganó la confianza de su patrón, gracias al trabajo sucio que hacía sin hacer preguntas. Por esta razón el cacique político  lo hizo nombrar concejal municipal, y paso de ser un vulgar ladronzuelo a un delincuente de cuello blanco; eso sí,  abusando de todo su poder intimidatorio, ahora le dicen ¨doctor¨ como a todos los políticos del pueblo.

Como concejal, logro cumplir con las metas trazadas por su amo el cacique manda más, que no eran otras que controlar a la oposición, para obligarla a aprobar todas sus iniciativas gubernamentales por amplia mayoría, so pena de sufrir las consecuencias, que iban desde  despojo de bienes o ser asesinado. Tanto fue el éxito del doctor “angelito” que fue elegido por sus camaradas del consejo, Presidente de la Corporación Municipal.

 Así que el nuevo dignatario, celebraba su ascenso político, con sus camaradas en el bar. 

Como a las once de la noche, el grupo del ágape, deciden  ir hasta un café cercano para jugar un “chico” de billar, se dirigen al salón “El deportista” para su partida de billar.

El “angelito” no era propiamente un jugador de billar, su técnica era muy rudimentaria, sus amigos lo tenían de comodín para jugar siempre gratis, como él no pagaba, no era mucho lo que le importaba, la juerga se prolongó hasta pasadas las tres de la madrugada, libando licor y comiendo de lo mejor que el establecimiento les podía ofrecer.

El mesero encargado de atender al grupo, siempre estuvo presto a los requerimientos de sus ocasionales clientes, dándoles una excelente atención.

Era un joven, delgado, pequeño de estatura y muy tímido, recién llegado al Puerto, venía de la sierra, necesitaba trabajar en lo que fuera pues estaba recién casado y no tenía recursos económicos para sostener a su joven esposa, su mayor ingreso eran las propinas de los clientes, ya que con lo que obtenía diariamente aseguraba el sostenimiento del hogar.

 El grupo de jugadores termino la partida y entrego los tacos de billar, y al cuadrar los “chicos perdidos”, como siempre salió perdedor “angelito”. Tendría que cancelar la cuenta el solo. Entre otras cosas, era alta por todo lo consumido. 
 Al recibirla, el eterno perdedor, lanzo un alarido por la suma a pagar, se llenó de ira y cogió al joven mesero de la camisa, lo arrojo contra la pared, gritando: 

-Esa cuenta que te la pague tu madre, porque yo no te pago nada. Lo levanto hasta la altura de su cabeza y le propino tremendo cabezazo, votándolo al piso.

Al mesero, le habían advertido que éste “doctor” no pagaba jamás, y se exponía a que lo golpeara, en el mejor de los casos… O hasta ser asesinado.

Debido a su timidez acepto atenderlos; pensaba que el cliente siendo un funcionario público, no se negara a cancelar la cuenta. Igual le advirtieron que si el cliente no cancelaba la factura, esta sería deducida de su salario. 

El pobre muchacho como pudo se levantó del piso, y casi llorando le decía al “angelito”: 

-Patrón, si usted no me paga la cuenta, me la descuentan de mí sueldo, y yo apenas estoy empezando en éste trabajo, no tengo ni para comer.

-Si me seguís jodiendo te voy a matar…le grito “angelito”

El pobre hombre,  muerto del susto salió corriendo del establecimiento y corrió calle abajo.

Ya sin más molestias, el grupo de amigos, se fueron yendo para sus residencias muertos de la risa, al ver la cara de terror del muchacho herido. Se despidieron y “angelito” se fue caminado en compañía de su escolta.

Cuando los dos hombres iban a abordar el vehículo, que tenían para su transporte vieron que el mesero venía lentamente por la calle. Entonces empezaron a burlarse del muchacho…

-Te dije, que te largaras de mí vista, le grito “angelito”

 El joven venía descompuesto, parecía un cadáver andando,  sudaba copiosamente, se acercó a los dos hombres, y antes que pudieran reaccionar, les apunto con una pistola que traída en su mano, al primero que le disparo fue al “angelito” tres veces, luego al guardaespaldas, dándole dos tiros en su cuerpo. El presidente municipal, se desplomo de una, estando boca arriba, quiso decir algo, pero…volvió a recibir un disparo, esta vez en  la cabeza. 
Los pocos parroquianos, que andaban por el lugar acudieron rápidamente al sitio del incidente, en el pavimento yacían tirados los cuerpos de los dos hombres, el corpulento “angelito” bañado en un charco de sangre, mientras su escolta herido de muerte agonizaba. Nadie supo dar razón de quien pudo haber disparado.

El periódico de la mañana, saco en la primera página una fotografía del “abnegado servidor público” con una nota de pie de página, que decía:

“En la madrugada de hoy, en un vil atraco callejero, fue asesinado el doctor: Lisandro Mina. Ilustre servidor, recientemente nombrado Presidente Del Consejo Municipal.”  

El gobierno municipal, anuncio una exhaustiva investigación para dar con los responsables del horrendo crimen.

Meses después el cuerpo élite de investigadores concluyó que al doctor y su escolta, habían sido asesinados por grupos delincuenciales para robarlos.

Extraoficialmente…agentes de policía, habían conducido en secreto, al joven mesero para darle protección y, que el comercio local recogieron entre ellos una fuerte suma de dinero para que el muchacho viajara a otro país.





Un cuento de Simonpetrus

Bogotá marzo del 2011